Páramos de lágrimas

miércoles, 29 de febrero de 2012

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Se desgarra mi núcleo vital,
con gélidas garras de hiel y muerte.
Los fantasmas de un pasado erial,
me llenan de dolor con solo verte.
Como un dragón incapaz de volar,
caballero incapaz de protegerte,
pago aún por mi error, pago por tu amor.
Pago el precio de tu ansiado perdón.

-Kiba Yandrak-




Cumplir con mi deber

lunes, 27 de febrero de 2012

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Muchos de mis errores se vieron desencadenados por una noble frase, y esta es 'He de cumplir con mi deber'.
Cumplir con mi deber, una y otra vez, a pesar de que esto implique sacrificar mi felicidad. A veces llega el momento de pagar una deuda, una deuda que, una vez saldada te dispensará mas dolor que gratitud.

No puedo seguir escribiendo. No puedo...

Sacrifiqué tus labios por cumplir con mi deber. ¿Hice lo correcto? Seguramente no, al fin y al cabo, la vida no es una canción, y yo no soy un caballero, ni un dragón, ni nada por el estilo. Solo soy un gilipollas.

Alas Negras, Palabras Negras -Parte II-

martes, 21 de febrero de 2012

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Cuando desperté me encontraba en un paraje cambiante, compuesto pr luces y sombras, en el que figuras imposibles se fusionaban en nebulosas de colores. A ras del suelo se arrastraba una niebla espesa, que no me dejaba distinguir ni mis propios pies.
Hacía frío. Mucho frío.
Entre temblores avancé por aquel paisaje de humo, sintiendo hoscas miradas clavadas en mi nuca, y allí, una vez mas, escuché los susurros.
No entendía las palabras, peri si su esencia. Hablaban de odio, rabia y dolor. Los sentí penetrando gelidamente en mi mente, a través de mis oidos. Me noté enfermar por momentos. Un dolor ardiente se extendió por mi columna vertebral, doblándome sobre mi mismo. Notaba mis pupilas palpitar como si se tratasen de pequeños corazones, latiendo hasta el final, en espera de la muerte.
Y con un grito agónico aguanté el fuego que se propagaba por mi interior. Me ardía la espalda, y ahogué otra agónica exclamación al notar mi piel desgarrarse, y como, a una velocidad vertiginosa brotaban dos negras alas de mi espalda.

-FIN-

Alas negras, Palabras negras. -Parte I-

sábado, 18 de febrero de 2012

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Traté de incorporarme, pero un golpe inesperado en mi cabeza me hizo caer sentado. No veía nada, solo oscuridad, y al extender mis brazos comprobé que estaba entre dos paredes, con una separación de no mas de metro y medio. Una suave brisa aleteaba a mi espalda, erizando el vello de mi nuca. Con un escalofrío me di la vuelta y contemplé el muro negro que se extendía a mi espalda. Un hedor a podredumbre reptó por el corredor, siseando en las esquinas. Algo me dijo que debía alejarme de ese lugar, y sintiendo al pánico latir en mis sienes giré en redondo y gateé por el túnel, huyendo de Nada, en dirección a la nada.
O eso creía yo.
Después de pasarme horas arrastrándome por el frío suelo de acero me pareció oír un susurro, apenas el murmullo del agua en la quietud de un bosque. Paré en seco. Me sentía exhausto, y tenía los brazos y rodillas entumedecidas por el esfuerzo. Acongojado esperé a que se repitiera.
No lo hizo.
Súbitamente se iluminó el pasadizo con un resplandor rojizo, que parecía provenir de las mismas paredes. Parpadeé, cegado momentáneamente por la luz, y cuando recuperé la visión eché una mirada en derredor.
Como había supuesto me encontraba en un corredor, de no mas de un metro de altura, que parecía extenderse hasta el infinito.
Al volver la vista atrás, mi vista se topó con una pared, que a pesar de la sangrienta luz se erguía negra, desafiante. Antes no estaba allí ¿Verdad? Cuando paseé mi mirada por el techo ví una pequeña abolladura. Al instante comenzó a laterme la cabeza, allí donde me la había golpeado.
Cuando comprendí donde estaba se me heló la sangre en las venas.
No había avanzado nada, seguía en el mismo lugar en el que había empezado. Sin comprender nada me volví a poner en marchar, pero siempre, al girar la cabeza, el muero seguía a mi espalda, como si se burlara de mi, y disfrutara con la mofa.
Con un grito de rabia me abalancé contra el frío metal, golpeándolo con puños, codos y piernas, sentía como se desollaba mi piel, y como la sangre corría humeante por mis brazos,
Al ver que era inutil, que jamás lograría derribar aquel muro de hierro y sangre me dejé resbalar, entre sollozos, con lágrimas sanguinolentas perlando mis ojos. Allí fue donde Hypnos me encontró, y preocupado por mis heridas hizo llamar a su hermano Thanatos,que me acogió en su seno.


-La parte II ya la tengo escrita, pero mañana la paso a ordenador, espero que os guste.-